Hay días en que cuesta mirarse con cariño.
Momentos en los que uno se da cuenta de que ha estado demasiado tiempo mirando hacia afuera.
Escuchando, resolviendo, acompañando.
Y sin querer, se fue olvidando de algo esencial: ser buena compañía para uno mismo.
A veces el cansancio no es físico, sino emocional.
No viene de lo que hacemos, sino de lo poco que nos escuchamos.
Y ahí empieza un aprendizaje que llega con los años: volver a tratarnos con ternura.
Cuando el vínculo más necesario es el interno
Aprender a estar bien con uno mismo no es egoísmo, es equilibrio.
Significa dejar de exigirse tanto y empezar a cuidarse como cuidaríamos a alguien querido.
A veces se trata simplemente de volver a casa:
a ese espacio interior donde podemos descansar sin sentir culpa.
Podemos escucharnos con más paciencia,
respetar los ritmos propios,
y reconocer lo que ya no queremos sostener.
Porque cuando el diálogo interno se vuelve más amable,
todo lo demás alrededor empieza a ordenarse también.
Lo que ayuda a fortalecer el vínculo con uno mismo
No hay fórmulas mágicas, pero sí hay señales.
Algunas pistas de que ese vínculo nos cuida:
🔸 Dejar de exigirse tanto. No todo tiene que ser productivo o perfecto.
🔸 Cuidar el cuerpo con amor. No solo por salud, sino como acto de gratitud.
🔸 Hablarse bien. Cambiar la crítica por palabras de aliento.
🔸 Respetar los espacios de silencio. Son momentos de encuentro, no de vacío.
🔸 Reconocer los logros pequeños. Cada paso cuenta, incluso los invisibles.
Cuando nos tratamos bien, cambia la manera de vincularnos
Cuidarse no significa aislarse, sino llegar al mundo con más calma.
Cuando aprendemos a escucharnos, también escuchamos mejor a los demás.
Cuando nos perdonamos, entendemos con más compasión a otros.
El vínculo con uno mismo no reemplaza a los demás, los enriquece.
Porque solo desde un corazón en paz se pueden construir relaciones más sanas, más ligeras y más verdaderas.
✍️ Consejo práctico
Pensá en algo que harías por alguien que querés, un gesto de cuidado, una pausa, una palabra amable,
y probá hacerlo por vos mismo esta semana.
No porque lo necesites “para mejorar”,
sino porque también merecés tu propia compañía.
«
« Aprender a quererse sin condiciones es uno de los logros más profundos de esta etapa. »
Quererse sin condiciones no significa aprobarlo todo,
sino mirarse con comprensión incluso cuando no estamos en nuestro mejor momento.
Es dejar de medir el propio valor por lo que hacemos o logramos,
y empezar a reconocerlo por lo que somos, con nuestras luces y sombras.
Ese gesto de aceptación no aísla: nos da base, equilibrio y paz interior,
y desde ahí los vínculos con los demás se vuelven más auténticos y serenos.
Conclusión
Volver a tener un buen vínculo con uno mismo es volver a estar en casa.
Donde no hace falta fingir, ni justificar, ni rendir cuentas.
Donde simplemente podés ser vos.
Con los años, entendemos que el bienestar no se trata solo de vínculos externos:
también de cómo nos hablamos, nos escuchamos y nos acompañamos cada día.
Porque cuando el vínculo con uno se vuelve cálido, el mundo también se vuelve más habitable.
A veces el reencuentro más importante no es con otros, sino con uno mismo.
Cuidarte no es alejarte, es aprender a estar cerca de lo que te hace bien.
Porque cuando te tratás con cariño, todo alrededor empieza a respirar distinto.
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Hermoso el contenido y gracias por recordarme;muchas veces estamos para los demás y no nos escuchamos a nosotros mismos y eso afecta a nuestro organismo.
¡Muchas gracias por tu comentario!