Llegar a los 50 o más trae consigo una posibilidad que muchas veces no tuvimos antes: la de volver a mirarnos con honestidad y elegirnos. Durante años, muchas decisiones estuvieron puestas en función de otros: criar, acompañar, sostener, cuidar. Y en ese camino, lo propio a veces quedó en pausa.
Volver a elegirme no es un acto egoísta. Es un gesto de amor propio y de reconexión con lo que somos. Es recordar que todavía podemos elegir, cambiar, crecer y disfrutar de esta etapa desde un lugar más libre y consciente.
Reconectar con lo propio
Elegirse implica volver a preguntarse:
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¿Qué necesito hoy?
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¿Qué me hace bien de verdad?
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¿Qué deseo recuperar o empezar por primera vez?
Esas preguntas, que tal vez postergamos durante mucho tiempo, empiezan a tener espacio y peso. No se trata de hacer grandes cambios, sino de empezar a escuchar esas voces internas que fueron quedando en silencio.
Priorizarse sin culpa
Durante mucho tiempo, estar para otros fue parte del sentido de vida. Y eso es valioso. Pero también lo es recordar que cuidarnos también es parte del cuidado a los demás.
Priorizarse no es cerrar las puertas, es abrir una nueva: la que nos permite vivir con más presencia, salud y autenticidad.
Consejo práctico
Empezá por pequeños gestos: dedicarte un momento del día solo para vos, retomar una actividad que disfrutabas, o simplemente permitirte descansar sin justificación.
Elegirse también es animarse
A veces elegirse implica tomar decisiones: cambiar una rutina, decir que no, poner un límite, abrirse a algo nuevo. Y también implica darse permiso para disfrutar, para volver a jugar, para descubrir nuevos intereses.
Cada pequeña elección desde lo que sentimos es una forma de volver a casa. De recordarnos que esta etapa también es nuestra.
«
« Elegirme no es dejar de amar a los demás, es aprender a amarme también a mí »
Esta frase nos recuerda que elegirnos no resta, suma. Porque cuando nos cuidamos, cuando nos respetamos, también fortalecemos el vínculo con quienes nos rodean.
Conclusión
Volver a elegirse después de los 50 es una forma de habitar esta etapa con más libertad, más presencia y más verdad. Es animarse a vivir desde el deseo y no solo desde la obligación.
No hay una forma única de hacerlo, pero hay un punto de partida claro: empezar a escucharte y darte lugar.
Si sentís que llegó el momento de empezar a escucharte más, podés dar el primer paso eligiéndote sin culpa y haciendo lugar a lo que hoy necesitás.
Volver a elegirse después de los 50 no es mirar atrás, es reconocer lo vivido y animarse a hacer espacio para lo que de verdad nos importa.
Cada pequeño gesto de presencia y decisión propia puede abrir un camino nuevo.
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